Corría
bajo la lluvia sin dejar de mirar atrás, el miedo paralizaba su mente sin
dejarla pensar con claridad. Un relámpago iluminó la noche pudiéndose ver
nítidamente la silueta del hombre que la perseguía, ella asustada se metió en
callejón, tenía la esperanza vana de poderle despistar, pero no fue así, aquel
tipo seguía detrás de ella sin descanso.
Ella se
escondió detrás un contenedor de basura y se quedo en silencio, en pocos
minutos comenzó a escuchar unos pasos que acercaban a ella lentamente. Su
corazón parecía cabalgar dispuesto a salir de su habitáculo.
Los
pasos cesaron a pocos centímetros de su escondite, asustada miró hacia el otro
lado, no quería ver el momento de su muerte, pero, como si el propio destino la
estuviera ayudando, encontró cerca de ella una vara de hierro punzante. Sin
pensarlo dos veces cogió la vara, cerró los ojos y levantándose la insertó en
el pecho de aquel hombre.
La
sangre brotaba mientras aquel tipo caía al suelo, él, con su último aliento
preguntó:
-¿Por
qué lo has hecho?
-Me
seguías para matarme- contestó ella.
-¿Yo?
¡No! Solo iba a mi casa, vivo en aquel bloque- dijo antes de morir.
Ella
miró a su alrededor sin saber que hacer ¿Y si esta era inocente? Pero no,
pensó, no era posible, todos decían lo mismo antes morir pero sabía que cada
uno de aquellos hombres a los que había matado eran culpables de seguirla.
Salió
del callejón y la lluvia comenzó a caer torrencialmente, corrió hasta la parada
del autobús para refugiarse cuando, un joven con la chaqueta encima de su
cabeza se dirigía hacía ella, en ese momento, asustada siguió adelante segura
que aquel hombre la estaba siguiendo.