martes, 12 de junio de 2012

Una noche desesperada


   Corría bajo la lluvia sin dejar de mirar atrás, el miedo paralizaba su mente sin dejarla pensar con claridad. Un relámpago iluminó la noche pudiéndose ver nítidamente la silueta del hombre que la perseguía, ella asustada se metió en callejón, tenía la esperanza vana de poderle despistar, pero no fue así, aquel tipo seguía detrás de ella sin descanso.
   Ella se escondió detrás un contenedor de basura y se quedo en silencio, en pocos minutos comenzó a escuchar unos pasos que acercaban a ella lentamente. Su corazón parecía cabalgar dispuesto a salir de su habitáculo.
   Los pasos cesaron a pocos centímetros de su escondite, asustada miró hacia el otro lado, no quería ver el momento de su muerte, pero, como si el propio destino la estuviera ayudando, encontró cerca de ella una vara de hierro punzante. Sin pensarlo dos veces cogió la vara, cerró los ojos y levantándose la insertó en el pecho de aquel hombre.
   La sangre brotaba mientras aquel tipo caía al suelo, él, con su último aliento preguntó:
     -¿Por qué lo has hecho?
     -Me seguías para matarme- contestó ella.
     -¿Yo? ¡No! Solo iba a mi casa, vivo en aquel bloque- dijo antes de morir.
   Ella miró a su alrededor sin saber que hacer ¿Y si esta era inocente? Pero no, pensó, no era posible, todos decían lo mismo antes morir pero sabía que cada uno de aquellos hombres a los que había matado eran culpables de seguirla.
   Salió del callejón y la lluvia comenzó a caer torrencialmente, corrió hasta la parada del autobús para refugiarse cuando, un joven con la chaqueta encima de su cabeza se dirigía hacía ella, en ese momento, asustada siguió adelante segura que aquel hombre la estaba siguiendo.