miércoles, 10 de noviembre de 2010

Madre naturaleza

 Ella era radiante, poseía una belleza sin igual y siendo la más generosa puso sus recursos a disposición de todo aquel ser vivo que lo necesitara.
     Durante mucho tiempo fue venerada y respetada, admirada y protegida, todos conocían su poder y cuanto la debían, pues era quien permitía la vida. Poco a poco todos se confiaron y la creyeron inagotable, la veneración y el respeto se convirtió en olvido y profanación, donde había sido admirada y protegida fue explotada y tratada con indiferencia.
    En medio de su agonía empezó a gritar pidiendo ayuda y buscando una mano generosa que la ayude a ser aquello que un día fue. Pero nadie respondía, todo el mundo estaba absorto en sus propios problemas, pensando que siempre estaría hay, imperecedera e impasible.
    Un buen día alguien escuchó una llamada a lo lejos, una voz tenue que predecía malos augurios, entonces, se acercó a ella y la preguntó:
      -¿Quién eres?
       -Soy la madre de todo, aquella quien permite la vida, aquella quien un día os dio los ríos, las montañas, las semillas y la tierra.
       -¿Y que te ocurre? ¿por qué pides ayuda?
       -No la pido por i sino por vosotros mismos, mientras yo os doy mis últimos alientos de vida, vosotros vais mal gastando lo que un día os di, explotáis hasta el último recurso que encontráis a vuestro paso.
       -Pero tu eres inagotable
       -¿Estas seguro? mira bien a tu alrededor, todo tiene un límite y un tiempo para renacer, sino respetas eso llegará el día en el que la vida deje de renacer y se agotará.
     El se fue a casa asustado por las palabras de aquella mujer, en su cabeza sólo había una pregunta ¿y si ella tiene razón?
     Aquel quien la escuchó lo propagó por todo el mundo e hizo suyas las palabras de la mujer. Con el tiempo, muchos le escucharon y comprendieron el daño causado, incluso algunos, se tomaron las molestias de mirar al pasado, entender el presente y estudiar el probable futuro de nuestra madre naturaleza.
     Pero algunos no es suficiente, ni siquiera muchos, tampoco vale que todos lo comprendamos si ninguno hace nada para evitarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario